miércoles, 13 de agosto de 2014

Cueca de fondas


Los mestizos y plebeyos de América cuyo origen es árabe, berberisco o moruno, se transmiten y se entregan la antorcha del Andaluz, porque al vaciarse los vasos en la boca, entre el bullicio y la algarabía de la gente que canta, baila y se divierte, van tirando sabrosos condimentos, aliños y adobos con que mecharon nuestra cultura. Como la voz de la tierra es la que sale por las entrañas del pueblo, por las noches se avivan las fondas de la Chimba y del Callejón de Ugarte, o las cuecas de los caminos donde están las posadas, tambos o quilombos. La chusma brava de la Chimba es la que forma las primeras bandas militares con centenas de guitarras, platillos y panderos.

José Miguel Carrera y Diego Portales supieron interpretar la vocación sagrada de su pueblo y le soltaron las riendas al canto, porque todas las costumbres distintas y propias que conservan los mestizos de Chile, son fuerzas que le van ganando al tutelaje extranjero. Este fue un himno de guerra en los campamentos carrerinos, de 1os Benavides y de 1os Pincheira. La cueca de las fondas es la de los tiempos de los Carrera y de Portales, porque en el arte tradicional no existe otra escuela de canto. Si Diego Portales revivió las fondas fue para que en todo Chile se le grite al pueblo la gloria y el drama de los Carrera.

Cuando Diego Portales dijo “no cambio la cueca ni por la presidencia de la República” se refiere a las cuecas de las fondas de la Independencia. Estas no tienen relación con esa parodia circense que hoy difunden los conjuntos folklóricos, porque esta deformación colonialista no es ni la más mínima sombra de lo que fue el canto de la chingana.

Uno de los aspectos característicos de las fondas es que sean al aire libre y en campo abierto, como las zambras moras. Que muchas se instalen en el cerro de Renca o de Chena es una costumbre sagrada del Medio Oriente, donde los templos se levantan en los lugares altos como si fuera el costado de una pirámide, y a este lugar subía la procesión atraída por la rueda mágica, la copla, la siguiriya y la tabla del 8, porque se las presentaban luciendo sus mejores galas.

“CHILENA O CUECA TRADICIONAL”
Samuel Claro Valdés, Carmen Peña Fuenzalida
y Maria Isabel Quevedo Cifuentes
Ediciones Universidad Católica de Chile. Pág. 158

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