jueves, 8 de septiembre de 2016

El Hombre Imaginario de Nicanor Parra, recordando sus 102 años de vida















El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario





de Hojas de parra (Santiago, Ganímedes, 1985)

http://www.nicanorparra.uchile.cl/antologia/hojas/imaginario.html

lunes, 5 de septiembre de 2016

Vino Pipeño

El pipeño, vino guardado en pipas 
Testimonio de Manuel Humberto Moraga Gutiérrez

El nombre pipeño encuentra su origen en los años de la Conquista. Traído por los jesuitas, surgió durante los primeros tiempos en que los españoles se asentaron en Chile. A Yumbel, fundado en 1585, arribaron muchos españoles en busca de oro, pues sus tierras eran muy fértiles y llenas de oportunidades. Con ellos llegó el primer Gutiérrez, que interactuó con los locales y fue un personaje destacado en la zona, lo que le valió el apodo de “Cacique Maravilla”. Francisco Gutiérrez Gutiérrez, proveniente de Canarias, se asentó en el secano de Santa Lucía de Yumbel alrededor de 1760. Gran buscador de oro, tuvo mucho éxito y en una de las refundaciones de Yumbel estableció una viña con cepas traídas desde Europa, tales como moscatel de Alejandría, listán prieto (hoy país), cot de Burdeos (malbec) y corinto. Más tarde, esta plantación de vides se inscribió en Chile, y fue la viña N° 33 registrada. Las parras de cepa país de la Viña 33 de Yumbel superan los 250 años de vida, con lo que se constituye en uno de los viñedos más antiguos de Chile. Estas vides sobreviven sin irrigación humana y solo son azufradas para evitar el oídio en las temporadas de mucha humedad. La familia Gutiérrez ha mantenido durante casi tres siglos su cultura rústica en la elaboración del vino de cepa país, la cepa más antigua en Chile y que aún se encuentra intacta, sin la intervención de agroquímicos contaminantes, sin riego y con levaduras naturales de las uvas. El vino pipeño, hecho con varias cepas, es entonces más que una cepa una forma de hacer vino. Hoy se hace tal como en esa época, vía maceración, fermentado a lagar abierto, con levaduras salvajes y después decantado. Eso es vino pipeño. El último terremoto de febrero de 2010 terminó de destruir las bodegas de adobe, tan viejas como las viñas, además de las pipas, las máquinas de refregar, de mostear y las cubas de guarda. Toda la región usaba esas instalaciones, contaminadas por tantos años de uso y de tradiciones, en general con pocas o ninguna técnica de higiene en la vinificación. Así como lo destruido dejó de usarse, también hubo gente que, como yo, mejor instruida en la vinificación y cuidando los procesos pero  conservando la forma tradicional de hacer vino, comenzó a usar materiales más modernos, lo que mejoró el vino, y vaya que lo hizo. Eso atrajo a connotados críticos del vino chileno y a público que recuperó esta tradición (antiguamente era lo único que se bebía en Chile). Luego la industria puso cajas (cartoner), procesos de conservación y también falsificadores de vinos, con lo que el pipeño prácticamente desapareció. Nadie hizo vino, ya que era anticomercial. La uva se vendió a las grandes industrias, que abastecieron y cambiaron los sabores de la tierra y las tradiciones casi murieron. Hoy la forma sigue y seguirá siendo la misma, la tradición y los ancestros están cada día en la viña y en el campo; son sabores únicos y los conservaré como tales. Esa es mi misión, como la cepa “misión”. El pipeño, que es corazón y pasión en cada rincón del sur chileno, del Itata y el Biobío, aún conserva secretos y terroirs únicos en Chile y para Chile.

* Patrimonio Vitivinícola, Aproximaciones a la Cultura del vino en Chile. Ediciones Biblioteca Nacional, 2015. Pág. 45